Foto: Eduardo Scanegatta. |
-Primero
Gagliardo, después Carnevale y finalmente el pace car, ninguno te dejo
alejarte...
Si bien no tenia para hacer
diferencia, cada vez que me escapaba un poco entraba el auto de seguridad y tenía
que empezar de cero. Para la gente fue la mejor carrera del año, hubo pelea en
todos los puestos. Se vio un gran espectáculo.
-¿Qué
sectores de la pista eran los más complicados?
-La trepada a la confitería
estuvo terrible. El curvón Reutemann también. Había que regular mucho la
aceleración, el mínimo erro te dejaba afuera. Eso fue lo que les paso a Adan y
Lea, justamente en esos sectores.
-¿Cómo
sigue el plan para el campeonato?
-Estaba lejos y aunque pude
descontar, todavía falta. Si no tenía un buen fin de semana no iba a seguir.
Voy por el campeonato que se me viene escapando hace dos años. Mientras haya
chances matemáticas, voy a dar todo.
-¿El
problema físico era el único motivo para pensar en dejar?
-Es solamente un tema de
salud y animo. Terminé el campeonato infiltrado y después me operé la espalda.
Estoy teniendo un retroceso en la recuperación, antes de la final me tuve que
inyectar. No estoy bien y para cuidarme pensé en bajarme. Parece que el auto no
quiere que lo abandone.
-¿A
quién hay que agradecer?
-A Piston por el misil que
me entrega. A mis viejos, a mi pareja, a Mía, que siempre trae buena suerte, y
a toda la gente del taller que trabaja sin tregua.