miércoles, 7 de diciembre de 2016

Gustavo Der Ohanessian: "Me encanta estar en contacto con los chicos en la pista"

El excampeón argentino y sudamericano de karting y del Turismo Nacional dirige la escuela de pilotos del Kartódromo Internacional Ciudad de Buenos Aires que acaba de culminar su segundo año. Junto a Joel Gauthier y respaldado por una trayectoria de 32 años instruye y educa a las futuras figuras del automovilismo.

-¿Cómo es el método de trabajo?
-El curso completo completo consiste de 10 clases. Las primeras cinco las hacemos con kartings de motor cuatro tiempos, para que empiecen a adaptarse a las sensaciones y conozcan la pista. La idea es llevarlos de menor a mayor. Hacemos circuitos en varias direcciones para que se encuentren con cosas nuevas y vayan encontrando los radios de giro. En las últimas sesiones utilizamos motores de dos tiempos, que ya son de competición, tienen mucha más potencia y son los que usarán en el futuro.

-¿Cuáles son los consejos que más les das a los chicos?
-El primer consejo es que vengan si les gusta, no porque los papás los obliguen, ya que si a ellos no les agrada, no lo van a hacer bien. Segundo es que si realmente les interesa aprender a correr, que lo hagan con seriedad y responsabilidad. También trato de hacerles comprender que todo lo que se relacione con el deporte está bien. Me gusta que tengan la cabeza puesta en algo sano, cualquiera sea la disciplina. Por último priorizamos mucho el colegio. Cuando un chico no va bien en los estudios preferimos que dejen de traerlos.

-¿Te involucras en la relación con tus alumnos?
-Completamente. No me gusta ser un director de escuela de escritorio. Me encanta estar en contacto con los chicos en la pista, enseñarles y ayudarlos a corregir cuando les cuesta algo. También hablo mucho con ellos en la semana por si quedan dudas de las clases.

-¿Es difícil tratar con los chicos en el paso de la niñez a la adolescencia?
-No, en absoluto. La verdad que por lo menos acá los alumnos se encuentran con cosas nuevas y siempre quieren aprender, vienen con muchas ganas, te prestan mucha atención y están totalmente concentrados en lo que hacen. Realmente es un placer trabajar con los chicos.

-Cuando descubrís que un joven es muy superior al resto ¿Se le da otro tipo de enseñanza?
-Es exactamente igual a los demás. Cuando hay uno que anda muy bien se lo hago saber y lo motivo para que siga. Obviamente en el futuro depende de muchos factores para que puedan ir progresando en esto. Lo más importante es el dinero. Por más que seas el mejor de todos, si no tenés los medios para demostrarlo es imposible. Ahí empiezan las trabas de muchos pilotos con grandes aptitudes.

-¿Cómo se maneja el tema de la presión que los chicos reciben de sus padres?
-Cuando empezamos los cursos les decimos que los chicos tienen que estar en la pista y los padres en la confitería. Les pedimos que dejen a los hijos solos, que se desarrollen por su cuenta, que de a poco se vayan soltando y que no los presionen, porque lo peor que puede pasar es que un chico suba presionado a un auto de carreras, porque está en juego su salud.

-¿Crees que el nivel de esfuerzo es similar al que deberían realizar en otro deporte?
-Esto exige mucho más que cualquier deporte. La exigencia física y mental de un auto de carreras y de un karting precisamente es mucho más alta que la de cualquier otra actividad. Tenemos un preparador físico para que los chicos, mientras no se encuentran en pista, entrenen para estar en condiciones de manejar durante 20 o 25 vueltas.

-¿Pensás que esta camada en el futuro podrá vivir del automovilismo?
-Tienen que tener esa ilusión, sino todo lo que hagan será en vano. Yo empecé en karting, viví casi 30 años del automovilismo e intentó transmitirles mi experiencia. Siempre les digo que van a tener muchos más tropiezos que cosas positivas, este deporte es así. Por diez malas tenés una buena, pero es vale por todas las otras y compensa todo.

-¿Qué enseñanza les brinda el karting que no les da otro deporte?
-La responsabilidad y el respeto por los que tienen alrededor, porque arriba va la vida de ellos y una maniobra mal hecha significa que se golpeen ellos o a los demás. Aprenden mucho a ser responsables y a respetar al prójimo. Tengo alumnos de 6, 10, 11 y 12 años que ya están manejando kartings de alta velocidad. Es un buen aprendizaje de vida que empiecen a ser conscientes de sus propios actos, que ellos midan hasta donde pueden ir, que busquen sus límites.