miércoles, 3 de mayo de 2017

Enrique Mansilla: El sueño frustrado y Dorian, el nuevo objetivo.

Foto: Facebook Quique Mansilla
Dejando de lado su relación con Senna, "Quique" contó como vivió el momento en el que la guerra por Malvinas puso fin a su trayectoria en Europa. También habló sobre el trabajo que realiza actualmente con su hijo y otros pilotos de karting.

Así recordó Enrique a Ayrton Senna

-En aquel tiempo, antes que la guerra por Malvinas complicara tu carrera deportiva, ¿cómo te imaginabas tu futuro?
-La guerra de Malvinas obviamente liquidó mi carrera. Yo estaba pre destinado a llegar. Era una cuestión de trabajo abajo del auto, porque arriba estaba suficientemente apuntalado. Pasó lo que pasó, la guerra no sólo me complicó a mí, si no que mató a mucha gente. Era una causa noble con razones bastardas que llegaron a donde fue. Pero es la vida, que te lleva, te trae, te sube, te baja. Fue una pena pero así fue, no hay mucho más que decir de eso.

-¿Pudiste dar vuelta la página o te costó superar esa circunstancia?
-De entrada, lloraba por todos los rincones cuando la gente que me apoyaba me dijo "Quique te queremos, sos un pibe bárbaro, un inglesito mas, pero sos argentino". Eso fue un puñal que lo llevé muchos, pero muchos años, con mucha rabia. Yo era un chico, de barrio, humilde, sin los millones de todos los pibes que estaban al lado mío.

-Antes de Europa, antes de Senna, antes del automovilismo, ¿cómo era la vida de Enrique Mansilla?
-Yo hice el servicio militar y al salir decidí tomar un año sabático en los estudios y me dediqué a pensar en el automovilismo. Fui a la escuela de Jorge Omar del Río, gané, me mandaron a Europa, gané en la escuela de Jim Russell y así comenzó todo, sin querer, porque yo no tenía pensado irme afuera. Tenía pensado otras cosas. Nada de lo que pasó en mi vida fue como "ploteado", lo único que plotee y que se trabajó casi un año y medio, fue la entrada a la Fórmula Uno, porque es algo que lo tenés que pensar y trabajar y hay mucha plata y mucha política envuelta. Es lo único que plotee y porque se dió así, si no, no lo hubiese pensado nunca.

-¿Cómo viene la carrera de tu hijo Dorian y cuáles son las aspiraciones a futuro?
-Yo lo vengo preparando hace cuatro años, está compitiendo con chicos que tienen muchos más años, o sea que él viene siempre detrás de ellos en experiencia, pero no me preocupa mucho eso. En este momento está compitiendo en la copa Rotax, en la DD2, en la categoría Senior, andando muy bien y ya estamos pensando en irnos afuera. Ya iniciamos conversaciones, ahora no es tan fácil como fue para mí y los costos son muy elevados. La idea es que cuando termine el secundario se vaya para allá. El quiere ser ingeniero así que irá a correr y a estudiar allá, veremos.

-¿Estas trabajando con otros pilotos?
Ahora armamos nuestro propio equipo, que lo hice para Dorian. Cansado de muchas políticas con las que estoy en desacuerdo armé mi propio equipo para estos últimos dos años. Siempre hay chicos que vienen y me preguntan pero, todos pensamos en argentino y yo pienso en inglés, entonces encuentro en los chicos, y en los padres más que en los chicos, mucha ignorancia, sana, porque el que no sabe es como el que no ve. No me preocupa demasiado eso, yo quería llevar a alguien y ahora me preocupo por llevar a Dorian.

-Ya dijimos que estuviste en Europa, mencionamos tu paso por Estados Unidos y Sudáfrica, cosa que dan como para escribir un libro, pero queremos saber ¿cómo un tipo tan inquieto como Enrique Mansilla se adapta a la paz de Valentín Alsina?
-Lanús es una ciudad hermosa, la quiero mucho y no me iría a vivir a ninguna otra parte del mundo. Es mi cuna, es mi casa, el lugar donde soy feliz. Soy un tipo que nunca pidió nada, que siempre me lo gané. Soy una persona que se conforma con poco, en ciertos aspectos. No me falta nada y ahora, el objetivo se llama Dorian Mansilla, porque él lo quiere, porque si fuese por mí no corre en nada, pero él lo quiere y así como mi viejo me apoyó a muerte yo hago lo mismo ahora.